Ana besa bien y yo no sé

Ana cierra los ojos cuando besa y en su cabeza maquina algo más. Son sus desvaríos freaks de esta joven los que me hace pensar y sonreír. Sus manos las imagino escudriñando cada centímetro de mis versos, socavando mis eróticos párrafos lúgubres. Haciendo té en mi cráneo y dar de comer en la boca un bonobón blanco a un delito arjoniano.

Nada más que Ana mira una revista y alza la vista a ver si alguien la esta mirando. Dice que está cansada pero que más da si el universo conspira con su felicidad, si traza tres cuartos de guiño en su mirada atípica.

Nunca supe que pensaba y no daba ninguna pista de querer detenerse. Su sonrisa de princesa lúbrica excitaba esos besos caniculares mientras gemía los versos tórridos de sus ojos lascivos, sus manos dijeron más que su boca.

Y era ella en la oscuridad, comiéndome crudo de a pocos, explorando nuevos horizontes en mi piel, Ana besa bien y yo… no sé, y a pesar de sus aprensiones gratuitas creo que eternamente estará conmigo.