lunes, diciembre 08, 2014

Rebeldía



Por nadie me levantaría un domingo a las ocho de la mañana.

Nunca haría lo hasta lo imposible para hacer reír a alguien, menos intentar caerle bien a sus amigos. Sacar a bailar a algún familiar o darle consejos de belleza a la mejor amiga de nadie para ganar puntos de nada.

Definitivamente no preferiría quedarme en los bares del centro de Lima con nadie, menos escuchar Daft Punk, Iron Maiden, The Ramones, The Killer o The Strokes en la rockola de Yield Bar. No tomaría más de tres cervezas margarito en el Yacana o bailaría al ritmo de Say Something de James o cualquier de Queen, ABBA o The Doors. Menos, luego de hacer todo eso que no  haría por nadie, iría a Planetario Bar para ver el iluminadísimo parque San Martín, y entre chelas o piscos, abrazar a nadie y decirle "La oscuridad es un pretexto de la noche para dos ebrios que se besan en las gradas del teatro Colón".

No estaría enamorado de nadie por más de 10 años.

Ninguna de mis exs enamoradas me preguntaron si estaba enamorado de nadie. Nunca me he parado al espejo jodido, cagado, estúpido y jodido otra vez por nadie. Nunca he tenido un detallado plan para decirle a nadie que me gusta, y nunca lo he llevado a cabo.

Nunca he sentido las ganas de besar a nadie cada vez que la veo, abrazarla, tomarla de la mano y hacerle el amor una o dos veces al día. Me gusta que nadie sea loca, desquiciada, luche por lo que más quiere y tenga clara hacia donde va. Y así se equivoque, tenga los cojones para levantarse una vez más.

Por nadie pasaría toda la tarde bajo el sol, menos haría una fiesta para dos. Por nadie prepararía el mejor platillo de la humanidad, y menos celebrar año nuevo sin llegar a diciembre. Nunca hubiera conocido a When in Rome, Cage the Elephant, Feed me o a Paruv Stelar. Por nadie estoy a punto de enloquecer. Por nadie miro como quien mira, o paseo como quien pasea.

Por nadie nada, nunca y jamás... excepto por ella.