sábado, mayo 29, 2010

Crónicas de los rastros de una estrella


Ana Paz: cuéntame cómo es el anochecer entre las sábanas. Como es ese llanto extraviado y poco cotizado que derramas en vano cuando apareció esa máquina para bajar estrellas para ver si tienen filo. Cuéntame otra vez que el mes de abril besa mejor que esa libidinosa esperanza que nunca existirá. Burlémonos otra vez de su cordura, como lo hacíamos en los viejos tiempos sin nombre. Y de ese personaje sin la compostura varonil que parece una mascotita de esas que colecciona uno y que se amarran a sus palabras que ya me olvidé si eran grises o extranjeras. Da igual. O al menos da risa.


Ana Paz, déjame en paz y no me beses por favor. No me hagas llamar a esa ave ebria para costear su silencio. Ese parquecito sin salida, ya parece quedarse sin entradas si tengo que hacerte reír lo suficiente para cuando llegue la noche con sus cachivaches de soledad, asco y de hacer el amor sin amor, llores con tranquilidad. Si ese lunar de luz en el firmamento supiera de qué color son tus palabras cuando nos dibujamos sonrisas por su causa, de seguro que nos odiaría. A mí me da igual. O al menos nos da risa.


Ana Paz, si me vas a besar al menos calcula unas horas entre ese dibujo de mi alter ego femenino y yo. Tengo que confesarte que tu boca ya la conozco y no necesito un mapa para saber en dónde me estoy metiendo. Cuando me besas cierras los ojos y aunque no lo aceptes, me amas… ¿podrías decir lo mismo al otro lado de la pared? Conociéndote sé que no. Conociéndote sé que lo negarás. Conociéndonos nos dará igual, y volveremos a reir.

viernes, mayo 28, 2010

Delirio


Como quisiera mirarte
Y atar mis manos de papel
A tu rostro mágico de invierno
Que naufraga en mis noches insomnes, delirantes
Destiérrame en una palabra que olvidaste en tu almohada
O en el reflejo perdido de abril
Es tu sonrisa la que versa mis días
Y uno a uno, los segundos de mi vida

viernes, mayo 21, 2010

Princesa oxcitocinica


Patino en tu aroma de cenicienta de cantina. Exijo una respuesta de un sin razón. Caigo y me despierto aún cayéndome. ¿Qué es esto? ¿Por qué sangro cuando escribo? si cada vez que escribo en mi teclado siento como si estuviera maquinando una melodía en un piano.


Mi taaaaaaaaaaaaaaacto se envuelve (patiné otra vez pues bostezaste octubre por el cenicero) en una dosis precaria de insanidad. Mi dermis se convierte en una epidemia. Epidémico, en un verso elíptico hipnótico y metafísico, en tu rostro hiperbático que cose tu sonrisa enigmática. Un segundo estático me empuja a recordar tu mirada frenética. En tus pies, un pentagrama yámbico y una estrella clorhídrica, análoga y toxica. Tu risa lacónica que hace juego con mi aire de sinóptico. En ese mar biográfico muere de un frio artrítico en sus venas nórdicas. Tu, mi razón ecléctica, mi sexto sentido mágico, la consonante de un alfabeto lúdico, en mi tez de quimérico eléctrico que se guarda un retazo del ático que dejo por debajo de la lluvia famélica. Te quiero y lo acabo de descubrir de una manera errática, de mis ojos cuánticos a mi cordura maniática. Secuéstrame en un pacto herético y regístrame en tus manos numéricas. Encarcélame en una celda polígrafa y un beso básico tuyo que invente. En una despedida orgánica un segundo aromático en tu cuartel de princesa mediática.

miércoles, mayo 19, 2010

Te recuerdo Azucena


Fuiste una chica que tuvo mi universo debajo de su almohada, no sé si te escapaste del sueño de un hada en estado acrílico o si fui yo quien te invento en una noche morada con mi guitarra soplandome la letra de una canción... como si nada.

Y solo me provoca amarte... y como si fuera todo recuerdo tus ojos amarillos-orientales orientados a no olvidarte. Dios debió haber creado la melancolía una tarde que se encontraba muy inspirado, sentado sobre una nube menopausica.

domingo, mayo 16, 2010

En el burdel de los sueños amarillos


Te busco y me faltan sonrisas en el otoño donde buscarte. Te sonrío y me faltan canciones en el alcohol para tus noches. Te canto pero me falta los arpegios de tus labios. Y tus labios galácticos, ¿Dónde andarán?

Te abrazo pero mis brazos parecen no llegar a ti. Si está roto el lazo o faltan sus sentidos sin sentido podría estar extraviado detrás del viernes de tus sueños rotos. Y tus sueños amarillos, ¿Dónde estarán?

Solo me queda charlar con la melancolía sobre política y creer que soy un personaje en el sueño de algún tipo. De un tipo sin la iluminación afilada. Maldita inspiración, ¿En qué viejo burdel te habrás quedado? Solo espero que hayas usado protección y te laves las manos antes de subir a mi cerebro una vez más.

sábado, mayo 15, 2010

Freak #5


Casi caigo en tu andar, en tus palabras que fueron como alas rotas para mis noches trípticas. Y dices que en tu cuarto aun no amanece, que despiertas en medio de un grito olvidado entre tus sabanas, debajo de los sueños que clavaste en tu almohada buscando una verdad y te chocaste con ese infierno de concreto que construyo esa nostalgia que se abismaba al infinito y dijiste, aun con vida, amor ya me voy, y a pesar que se que iras tras de mí, no voy a voltear.

viernes, mayo 07, 2010

Ofrenda


¿Y qué hay de ti? nadie más sabrá. Quien pensará si por la tarde llegaste a volar. ¿Y cómo va el? ¿Dónde estará? Seguramente en camino, ya vendrá… hoy solo quise recordar esa promesa que un día nos unió. Ten al menos un poco de bondad, déjame entrar y luego no volveré más…

Recuerdas esas noches que poco a poco nos unió, era Junio y afuera hacia frio pero en tu piel no. Y te dije suavemente que yo te amaré por siempre y tu solo atinaste a llorar… me abrazaste y me contaste sobre tu enfermedad…

Nos sentábamos en el parque a abrazarnos y contarnos lo que en el tiempo no vendrá. Ya pronto no estaré, decías, por favor nunca dejes de escribir. No me pidas ni digas tonterías, respondí, si tú te vas mi alma te seguirá y seguramente te encontraré. No seas tonto tu lugar está aquí, si yo me he de ir nunca me olvidaré de lo que me decías y cuanto podías escribir y hacerme sentir especial. Cállate no me hagas llorar. Cállate tú, y bésame una vez más.

Varios meses después estabas en una habitación del hospital. Me pedias que apagara esa máquina del mal. Me pedias, me llorabas e incluso me rogabas hasta que ya no pudiste hablar. En una hoja y un lapicero jurabas amor eterno y el que llora ahora soy yo…

Y si Dios te arrancó de este mundo, por caridad que me lleve a mí también. De que vale vivir si media vida se fue para no volver. Pasan los días… ¿y qué hay de ti?... seguramente nadie más sabrá. Quien pensará si por la tarde realmente surcaste el cielo, sin mirar atrás.

miércoles, mayo 05, 2010

Nunca dejes de besar


Mi mirada donde estará… tal vez sobre una herida de dudosa reputación, tal vez buscándote bajo la almohada acrílica de los sueños con las alas rotas. Esas nueve campanadas bastaron para darme cuenta que serás mi princesa onírica, antes de las doce tu voz se derramará sobre el tejado y lloverán rosas extrañas secuestrando el tierno ensayo de tus manos conociendo las mías.