miércoles, mayo 05, 2010

Nunca dejes de besar


Mi mirada donde estará… tal vez sobre una herida de dudosa reputación, tal vez buscándote bajo la almohada acrílica de los sueños con las alas rotas. Esas nueve campanadas bastaron para darme cuenta que serás mi princesa onírica, antes de las doce tu voz se derramará sobre el tejado y lloverán rosas extrañas secuestrando el tierno ensayo de tus manos conociendo las mías.

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