Tus palabras perpendiculares se arrastran prohibidas a mis trastes de Marzo. Te robo esa luciérnaga sociópata que adoptaste una noche vertical cuando un sabueso estúpido olisqueaba la luna sentado desde su sombra, aguardando el matiz excitante de sus ladridos.
Tengo fe de que el viernes se quedó dormido en mi bolsillo cansado y con la sangre hecha alcohol de colores. Y mis reversos se despliegan de mis escaleras para relatar a las groupis, quimeras perdidas a ver si una se deja acariciar. Me despierto y una chica tonta adorna mi habitación. Te extraño.
Tengo fe de que el viernes se quedó dormido en mi bolsillo cansado y con la sangre hecha alcohol de colores. Y mis reversos se despliegan de mis escaleras para relatar a las groupis, quimeras perdidas a ver si una se deja acariciar. Me despierto y una chica tonta adorna mi habitación. Te extraño.