domingo, enero 31, 2010

Sex

La oxitocina recorre cada esperma que naufraga en tus labios o aterriza en tus ojos. Te amo. Y te amaría más si no estuvieses aquí, donde el hombre hace gris su inocencia y coce su pasaporte al extraviado y confuso universo de hojalata que los antiguos le llaman la jactancia de lo que no eres.

Creí haber sido yo el uniforme de la señorita pepera que fuiste treinta y dos minutos con trece segundos atrás. Llévate todo de mi, a mi ya no me sirve el cuerpo si su existencia no está justificada. Solo soy un cuento lleno de odio, drogas y noches insomnes. Duele como si miraras el frasco de vaselina mientras te entregas a esa persona de tu mismo sexo.

No hay comentarios: