martes, junio 23, 2009

mell (poema perdido)

Tu mirada. Tu tacto. Tu epidemia.
Tu roce con la acera pragmática
Y tu voz nadando en un mar de vuelcos apagados
En un hemisferio azul sin masa cuántica
En un verso polígrafo

Tu caminar. Tu risa. Tu sonrisa.
Ese gesto que ondulas en el aire
En tu paseo subterráneo de las marmotas
Que huyen cuando el silencio se apaga
Y arañan con su voz, las mas afinadas cigarras

Tu sensibilidad. Tu aire intelectual. Tu verso.
O el poeta que muere por un beso
Para que construya una luna de concreto
Y habite su estigma con el sinónimo de libertad
Porque contigo era menos gris el cielo

Tu luz. Tu calor. Tus pasos infinitos.
O el arpegio detrás de tu rubor
Una sinfonía mediática
Sin sentido para el universo
Excepto para mi.

domingo, junio 14, 2009

volatico

Epidémico
En un verso elíptico hipnótico y metafísico
En tu rostro hiperbático
Que cose tu sonrisa enigmática

Un segundo estático
Me empuja a recordar tu mirada frenética
En tus pies, un pentagrama yámbico
Y una estrella clorhídrica, análoga y toxica

Tu risa lacónica
Que hace juego con mi aire de sinóptico
En ese mar biográfico
Muere de un frio artrítico
En sus venas nórdicas

Tu, mi razón ecléctica
Mi sexto sentido mágico
La consonante de un alfabeto lúdico
En mi tez de quimérico eléctrico
Que se guarda un retazo del ático
Que dejo por debajo de la lluvia famélica

Te quiero y lo acabo de descubrir de una manera erratica
De mis ojos cuánticos
A mi cordura maniática
Secuéstrame en un pacto heretico
Y regístrame en tus manos numéricas
Encarcélame en una celda polígrafa
Y un beso básico tuyo que invente
En una despedida orgánica
Un segundo aromático
En tu cuartel de princesa mediática

sábado, junio 06, 2009

Espera

El sol lamia con cierto rubor la acera. Las nubes caprichosas se obsequiaban y se perdían en el firmamento. Un soldado en pose de descanso en colaba entre tus palabras tacitas mientras sucintaba otro vuelco en sus manos. Y de pronto, sus nervios se le permitieron un latido. Escuchaban risas que se perdían de su objetivo. Carros y personas que huían del smog que es habitar una aldea evolucionada. Y un humano cruzaba delante de mí y lo mire de reojo como un árbol mira al ahorcado tratar de romper la soga. Y te esperaba como un gánster espera a su víctima que termine el café y las tostadas mientras el sol agoniza en el cielo. Y de repente, otro latido nervioso asalta mi torrente febril y gélido. Unas chicas me miran y sonríen neurasténicas. A lo lejos, un soliloquio de Silvio me alcanza. Me toca. Su voz inyecta mis nervios de verte y saber quién eres. En el infinito unas nubes acribillan la soledad del viento sátrapa que dirige hidalgamente un compas bailable con la soledad, con el silencio que llego a tocar con mis ojos. Y espero tu luz cabalgar detrás de esa puerta a lo universal. Que veo gente salir. Que veo a todos, menos a ti.

En la acera sumo AxB y resulta exhausto. Una gota de sudor se tienta de salir. Otro latido nervioso me hace dar cuenta que el sol muere más rápido y se apura. El F canta una balada sin sentido normal pero con una moraleja armónica que recubre tu encanto misterioso, de doncella medieval con un caballero feudal a punto de colapsar y daos su espada por tu vida, simétrica. Tu voz sucumbe en la hoguera nerviosa de caja cardiaca fumigada por Lucky Strike. Y miraba la luna danzar tempranamente en un octano. Ese arco iris de gasolina dibujado por Robert Pinsky, amordazaba y cubría tu llegada a lo terrenal. Cernías tus pasos en mi acera, en mis dominios retinentes. Un último latido imperceptible y sazonado de timidez, ensayaba una sonrisa en mi rostro indecorable. Y tú, el arpegio perdido de Serrat te encontré. La llama que gira en el canto de dios en vermut. Ya no importaba nada en el espacio. Ni las risas de niños pololeando en el contorno del tiempo detenido. Ni el caramelo de mayo que habitaba en mi boca. Ni las nubes. Ni los carros. Ni las personas volteando. Ni los niños corriendo y menos el trafico enardecido o las esquinas ni su luz. Llegaste tú, y el mundo lo entendió como yo lo vi.

jueves, junio 04, 2009

Carta de mi muerte

Escribo desde las gárgaras del universo
Desde ese verso polígrafo que no es eyaculado por el mundo
De esa manzana discordante que muerde el tiempo
Y de esa armonía flagelada y ahorcada

Me siento al lado de una razón tuerta
Y se oye en un prisma de canciones un rubor enardecido
O un soliloquio que evoca las migajas de una herida abandonada
En mi corazón, que se esconde bajo las cenizas
De lo que alguna vez llamo, dolor

Siento que este arte ya se perdió
Entre seis hombres que me cargan
A un campo gris al final de mi calle
Y evoco, unos últimos deseos

La noche será heredera de mis versos cóncavos, pero puede venderlos

La luna podría amamantar a esa joven canción que nunca termine de escribir

La lluvia excluirá de sus gotas a los buitres en pleno festín del arte perdido

El sol no volverá a rozar a la viuda que huyo con el testamento de gasolina

En esa ventana del firmamento se lo pondrá un candado para que dios no mire mi funeral

Seré incinerado y conmigo todos esos momentos que pase junto a ti

Pido un último favor
Al chacal que prendera la hoguera con sus pupilas dilatadas
No esperen a que muera, para que me abrasen las flamas de mi venganza
Quiero que mi última visión en el mundo
Sean las personas que, con leña en una mano y un verso mío en la otra
Se queden junto a mí

I.n.t.e.r.p.o.l.

Eres un verso confeso, una obra de arte muda secuestrada en el tiempo
Ojala no te olvides de ese hechizo, tu mirada o de esas palabras
Que me recogen de ese abismo que espera al suicida
Entre dos mundos rutilantes, esos tus ojos de interpol

Te refugias en mi cabeza y armas un campamento en mi corazón
Me golpeo el pecho y siento que puedo distorsionar tu llanto
Eres el preámbulo de una puerta al infinito
Y tu sonrisa es una verdad de poliuretano

En ese cabildo de tus ojos profanos
Me embarga una leve mueca difusa
Como ese camino que se cierne de costado en el firmamento
Y me hace tejer el compas de tu silencio

Y soy un postor de tu juego ausente
Un recuerdo eres, en mi memoria de febrero
Un colapis para fragmentar una poesía que roza tu cuerpo
Y una mordida sobrevalorada que reza sobrevivir en tu espalda

Me duele ese aire que respiras porque no es el mío
En el tacto de pólvora que beso detrás de tu cuello
O esas garras que afilan mi memoria
Y recorto la medianoche cual espasmo de prisión

Y oso roer la melancolía
Esas extremidades cuyos finales se pierden detrás del océano
Detrás de esa puesta de sol que dibujo en tu pecho
Y gimoteas tres enigmas, que los clono en mi habitación

Recordé buscar esa galaxia que olvidaste en el marco de una ventana
O ese estigma en una cerveza a medio terminar
Si esto no es amor… que se yo de amores
Si me enamoro de ti… que se yo de ti, solo que te amo
Y que espero de tus manos
A ver si me dan de beber
Otro beso perdido en el ropero

Y venderé el universo
En verso sencillo
A ver si alcanza
Una vida junto a ti

lunes, junio 01, 2009

Cursi 6. para Interpol

En la bahia ausence de sus fauces
Elogia un arpegio sacudido de la neblina atávica
En ese rugir carmesí se envuelve mi relato inflamable
Y en la acera se despegan las letras después de una vulgar huida
Una arremesida contra la vida
Un escape de mi solo de cuentos

Y tu, esa sonata que hierve pérfida
En ese incierto numero de ventanas en el firmamento
Ese collar que ya no cuelga mas en mis versos
Ese mundo pequenio de ladrillos y suenios
Estalla desde su vientre, con arena calcinante
Un dibujo estatico y un herida frenetica

Y soy clandestino del mundo
Un indocumentado del universo
Un verso que se cierne sobre las enredaderas
Y espera la muerte como espera navidad
Como un perro que busca en su bolsillo su ultimo ladrido
Que suena como una sinfonia avernal

Registrame como un estafador monse
Que no supo la coartada perfecta para vender la humanidad
A los residentes que acribillan su propio estigma
En el sumidero de tus ojos

Dime tu, que hay detrás de la sombra que se derrite con el tiempo
Que hay entre cada segundo, cuando te veo
Como se le llama a ese vuelo cuando me tomas de la mano
O como puedo detener tu sonrisa y pegarla en un papel
Siempre fuiste la reina inclemente
Que no supo andar entre escribanos
Y ahora te vuelvo a inventar
Otra canción sin diafragma elíptico
En su senda hipnotica