J.

Cuando pienso en ella, no se me viene a la mente otra cosa que no sea ternura, amor, ganas de abrazarla, engreírla. Es que de verdad la amo. Dicen que hablar por MSN es como abrir la puerta de tu alma y ver el interior, como escribes, como respondes, la forma que convences a alguien de manera educada y calma. Lo que no se puede corregir es la falta del abrazo preciso en momentos frágiles. O ese beso exacto que es un “te amo” en silencio. Mirar a sus ojitos llenos de ganas de amar. Ver a través de su piel y sentirla cerca es amarla. Escribirle un poema o un relato es expresión. Se me hace difícil demostrarle en palabras cuanto la amo. Como quisiera que las palabras fueran de plastilina para que moldee este sentimiento que me está matando, estas ganas de verla y al menos tomar su mano, mirar sus ojos infinitos y abrazarla en in vaivén de versos polígrafos dramáticos. Jugar en sus manos y ser su esclavo en una prisión hecha por su mirada, esa mirada que rueda afilada sobre mi yogular. Y asciende y cubre y nubla mis pensamientos.

No quiero verte y pensar que no te veré dentro de un buen tiempo. O un mal tiempo, sin ti. A lo lejos, haces que mi vida sea menos gris. Desde donde estés fabricas esta ilusión etérea, utópica que posas en mis ojos. Te amo. Realmente no le encuentro un motivo o una razón que pueda darte y que confíes en mí. Pero sé que cuando te digo que te amo lo sientes, porque es de verdad. Y si me escucharas mirándome a los ojos, sabrás que ese “te amo” podrá derribar cualquier argumento que nos toque.

Por eso…

Te amo