sábado, abril 21, 2012

Hablándole a una canción



Esa sonrisa izquierda de pequeña soledad educada
Tus ojos de invierno, o esa inmortal poesía enigmática
Tu caminar distero, tu danzar opaco ante los dioses del viento
Y esa luz que se cola por las rendijas de una noche balalaica.

En la asamblea de las voces, nada está dicho
Las cigarras arañan la luna con su voz letifica
Este sueño comienza, bajo un laberinto de lluvia cromática
Me siento como un niño en el patio de los deseos nosománticos.

Me gustaría tus canciones betónicas y noches que duren años
Un cigarro infinito y tus cuentos hipostáticos
Ver las estrellas en el fondo de un vaso de vino
Morir en el recipiente que apoyas tus versos estocásticos.

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