Huyes de mis ratos utópicos, de mis fronteras anacrónicas. Sabes que no te puedo alcanzar, cuando te toco, despierto árnico y asimétrico. Ahora ni sé en qué lugar ludópico la noche te abrazará, la luna paraláctica te lamerá acrílica. Tu sonrisa transatlántica son las balas que pernoctan en mi cerebro parvífico. Una vez recuerdo que te besé, pero tú nunca lo supiste. Me las ingenio para tocarte en una canción filantrópica y helvética, para bailar con tu fotografía clorhídrica y embriagarme contigo de ti. Anoche estuviste en una línea macrobiótica de Drexler, hoy Sabina te recogerá psico procastinante. Alista tus recuerdos paleolíticos en una valija ligera sinóptica, tu mirada más pervertida y bucólica en un neceser neurastelgico y tu sonrisa galáctica narcótica y astromantica de niña bipolar sicosomática la puedes llevar puesta. Creo que he visto al mundo al otro lado del rio.
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