Lo peor de discutir es que siento que me olvidarás como
olvidas la navidad en julio. No me gusta decir adiós, porque Dios nunca está de
mi lado. Este no ha sido mi día, ni mi semana, ni mi mes, ni mi año… tal vez ni
mi vida.
Lo peor de no verte es que a veces pienso que no existes.
Me estoy volviendo loco, y tengo pruebas de tres clínicas distintas en Nueva
York. Cuando te siento cerca, solo quiero abrazarte y echarle la culpa al
invierno de Lima o al Jagermeister con Coca Cola de Luz Roja.
Lo peor de todo es que solo quiero ir a tu casa y verte vestida
con tu pijama amarilla de felpa, escuchar a Cherub mientras me cuentas tus
ideas para una próxima sesión fotográfica. Me gusta cuando te quedas somnolienta
en mis brazos, y el silencio secuestra la habitación. Te quiero porque entiendes
la soledad tanto como yo, porque estás tan herida como yo y porque en el fondo
tienes tanto miedo como yo.