lunes, agosto 19, 2013
Sumiko
Son casi las cuatro de la mañana, debes estar durmiendo. No tienes forma de saber que estoy desde la medianoche tratando de escribir y no puedo. Debe ser que hace mucho que no redacto, o que ya tomé mucho café y las palabras simplemente se me pierden. Quiero impresionarte con palabras extrañas, versos abstractos. Inventarte en una metáfora con la luna, compararte con el universo, trazar los recuerdos encerrados en un ambiente ausente. Debe ser que me aterra las hojas en blanco, como me aterra verte otra vez. No sé que decir después de "Hola, ¿Demoré mucho? Es que había mucho tráfico en la panamericana, pero ya estoy aquí ¿Vamos?". Tu, seguramente, estarás vestida de manera sobria. Fácil una casaca beige, un blue jean, y agarrada fuertemente de tu cartera de cuero porque hace mucho frío en Lima. Yo aún tengo mi casaca de cuero arrugada y con huecos, el polo mas gay que encontré en Ripley y un pantalón pegadito porque es el único que tengo (que cuido que no se ensucie mucho porque sino hubiera ido en shorts). Debe ser que soy muy desordenado. ¿Sabes? Podría quedarme toda la noche escuchándote hablar sobre lo que te pasó en el día, los trámites que te faltan hacer, el trabajo al que quieres entrar, tu familia, tus amigos, tus proyectos, tus decisiones... Verte en la oscuridad del taxi, tan solo iluminada por la luz amarilla de los faroles de la calle que tímidamente se asoman por las ventanas... Verte sonreír en el bar por alguna tontería que se me ocurrió o porque ya habíamos tomado unas cervezas... El tiempo se hace lento y el ruido urbano deja de existir unos momentos cuando te tienes que ir. Yo que quería escribir una poesía o algo así, debe ser que eres esa poesía que nunca escribí hecha mujer.
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